domingo, 21 de agosto de 2011

Fiestas de Gracia 2011

Calle Fraternitat (2011)

En mi memóría abundan los recuerdos de estas fiestas, mi niñez envuelta en confeti, serpentinas y Georgie Dann. Las fiestas de Grácia eran una parte importante de nuestro verano en aquellos años. Se hacían por la gente del barrio para los del barrio. Los vecinos de cada calle conformaban una especie de gran familia y miraban de pasarlo bien.
Mi padre había pertenecido a una de estas juntas. Lo fue durante muchísimos años. Recuerdo aquellos días donde todos los que formaban la junta vivían las fiestas como algo muy importante, con una ilusión que luego desaparecería. 
En los días de baile la calle se llenaba de los vecinos. En cada portal la gente bajaban sus sillas, para ellos y sus familias que por esa época solían venir de visita para ver las calles y disfrutar con las fiestas..
De este modo en casi cada portal había alguna familia representada. En mi caso nos íbamos a casa de mi abuela, que era quien vivía en la calle en cuestión (c/ LLibertat). Nos ajuntábamos con algún amigo y mis tíos que venían de Francia expresamente. Se respiraba inocencia, un ambiente sano imposible de recuperar ya. La inocencía murió hace ya muchos años.

Mi familia y amigos (años 80)

yo con mi madre y abuelos. (finales de los 70)


Durante gran parte de los 90 las fiestas desaparecieron para mí. Se convirtieron en un negocio. Se popularizaron de tal manera que los propios vecinos dejaron las calles. Abarrotadas de borrachos, incivicos, ocupas molestando y reclamando sus fiestas (Culo veo culo quiero). Se quejan del sistema pero lo imitan y chupan de él. Al final sin el sistema que tanto odian (para mi sólo es una postura cómoda donde asentarse), no serían nada. Aunque es igual, buscarían otra excusa.

Se perdieron muchas actividades infantiles que solían hacerse por las tardes. Los mayores quedaron relegados a bailar sardanas y poco más (descubrí hace poco que las calles están obligadas a poner sardanas), ya no podías ver gente mayor bailando sus paso-dobles o el baile del farolillo...

Es como si sólo existieran los jóvenes, el alcohol y las bandas que versionan temas rockeros (estas últimas me suelen gustar). La misma gente de las juntas de cada calle (que ya no tenían que ser del barrio), olvidaron el sentido de las fiestas. El descanso de los vecinos se vio muy afectado. Ya que las calles acaban la música muy tarde y las fiestas se alargaban sin sentido más y más. Imposible conciliar el descanso con la fiesta. Antiguamente no había habido ningún problema. Pero ahora, de día música ambiental bien fuerte y de noche más música en directo hasta las tantas..., aparte de esto poco más.
De este modo muchos (entre los que me incluyo) nos fuimos desencantando y acabamos temiéndolas.

calle Mozart (2011)

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Los adornos es otro tema aparte y aquí haré constar una queja...
Recuerdo el arte en los adornos y la sorpresa que nos llevábamos todos al día siguiente cuando descubríamos el milagro. El tema de los adornos se mantenía en secreto durante todo el año. Cuando era necesario recopilar material como: chapas, botellas, periódicos...etc, se avisaba a los vecinos. Estos iban recogiendo el material y lo llevaban a la junta pero en la mayoría de los casos no se sabía para que.
Los días 14 de agosto (vísperas de fiesta), solía salir de casa de mi abuela sobre las ocho de la tarde. Ilusionado iba hacia mi casa a dormir. En las calles no había nada más que las lamparas y los cables metálicos donde colgarían los adornos. Pero a las 8 del día siguiente me despertaban las tracas de las calles. Una detrás de otra. Eso quería decir que las calles estaban acabadas. Salía corriendo de casa y cuando llegaba a la calle me encontraba con alguna fantasía increíble. Todos comentábamos: "¿Como lo habrán podido montarlo en una noche?"...esa era la gracía.
Yo me quedaba enbobado y con la boca abierta. Era como tener un segundo día de reyes.


calle Joan Blanques (2011)

mi queja:
Hoy en día, quince días antes (o más), ya empiezan a cerrar las calles los fines de semana. Con la consiguiente molestia a los que utilizamos el coche y en mi caso que sólo lo uso en fin de semana más. 
Si salimos a mirar que están haciendo nos damos cuenta que bloquean las calles sin justificación real. Ya que colocan una mesa y se dedican una, dos o tres personas a hablar, beber refrescos y poco más. Si realizan alguna tarea es pequeña. Vamos que podría hacerlo en sus locales de junta e incluso en sus casas como antiguamente. No veo motivo para el cierre de las calles tan pronto, teniendo en cuenta las molestias que supone. Nunca hubo necesidad de nada parecido antes y no debería haber necesidad ahora tampoco.
Cuando falta una semana para las fiestas las calles ya quedan completamente cerradas. Ahora ya no se podrá pasar y tres o cuatro días antes del 15 de agosto empezarán a montar todo. Las calles sirven de taller y se monta todo fuera (de nuevo algo impensable antes). Descubriendo el tema que vestirá la calle y matando el factor sorpresa a los vecinos. Aquella ilusión ya no existe, un aliciente menos.

Pero eso no es todo, muchas calles no tirarán la traca el día 15 (o lo harán muy tarde). Porque aún teniendo todo ese tiempo para montar los adornos, no habrán acabado y seguirán trabajando todo el día. Ya no hay rigor para nada y la falta de ese rigor la acabamos pagando los vecinos. Las molestias que suponen las fiestas no se quedan en la semana de celebraciones propiamente dicha (que los vecinos aceptan con más o menos resignación), sino que se extiende quince días antes de la fecha de inicio y hasta algún día después de la fecha de finalizacion. Ya que, del mismo modo que al montar, tampoco se molestan en ir rápido para desmontar y el ayuntamiento les deja días para ello también. En el pasado se desmontaba igual que se montaba: en una noche. Al día siguiente pasaban a recoger los escenarios y listo.
Quizás en algunas ocasiones fuese posible que antiguamente se montaran algunas piezas en la calle, pero se hacía para ensamblar partes grandes y siempre la ultima noche, para preservar el factor sorpresa en lo posible y para que la idea no fuera copiada. Había un tanto de competitividad entre calles. Ya que había un premio en dinero para las tres mejores. No era mucho, pero ayudaba a la hora de los gastos, pensando siempre en las fiestas del año siguiente. 
Creo que hoy en día no hay premio en metálico, pero si subvenciones que es más que lo que había antes.


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junta calle LLibertat (finales 70 y los 80)


Pero (aquí dejo un halo de esperanza), este año y el anterior me pareció notar cierta recuperación de lo que sería el sentido de estás fiestas (a pesar del descenso en numero de calles adornadas). Igual sólo ha sido imaginación mía: Ya no hay música todos los días y cuando hay la fiesta acaba a una hora moderada. Tampoco molestan tanto con la música ambiental y parecen haber recuperado la calle los niños, protagonistas indiscutibles de las mañanas y tardes. La gente mayor también empieza a encontrar su lugar y ahora en vez de música rock se pueden encontrar a las once de la noche con unas habaneras.
También más esmero en los adornos, algo de agradecer, por que así las fiestas se convierten en todo un espectáculo. Este debería ser el único punto importante a la hora de atraer público o turistas ( si es que alguien tiene interés en ello). Pero pensando siempre en el barrio y para el barrio. 
Y por último, deberían ser más rigurosos con el montaje y desmontaje de las calles y, aunque requiera mayor esfuerzo, ceñirse a las costumbres antiguas de sorprender y sembrar admiración, sus nietos e hijos se lo agradecerán de mayores. Como yo se lo he agradecido siempre a mi padre y ha su generación...


Mi padre saca a mi abuela a bailar un paso-doble (años 80)


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