viernes, 29 de enero de 2016

BLAK BLAKE (parte 3)





parte 3




El sol asomaba detrás de la Sagrada familia cuando Alan despertó. Otro cálido día de junio comenzaba y unos golpes en la puerta hicieron que Alan se percatara de lo que le había despertado en realidad. Desde la pequeña cama donde se hallaba recostado dirigió su mirada hacía Blak, sentado en el sofá. Este le observaba con cara de interrogación sin saber que hacer al respecto y señalando la puerta con la mirada. Alan se levantó y se acercó hasta ella.
-¿Quién es?  Preguntó.
- Soy María, abre. Contestaron desde el otro lado.
Alan se relajó y abrió la puerta. Una mujer rubia de unos treinta años apareció con una expresión de preocupación en la cara. Pelo desaliñado y largo y de estatura similar a la de Alan. Entró de forma apresurada y ella misma cerró la puerta con rapidez tras de sí. Alan se alarmó.
-¿Qué ocurre? Exclamó.
- Hay unos  hombres preguntando por ti. Están abajo, no tardarán en subir y me dan muy mala espina. Yo les he dicho que no te conocía, pero en este edificio somos muchos. ¿En qué lío te has metido?.
 En ese momento la mujer se percató del hombre que había en el sofá. Blak se levantó sin saber muy bien cómo comportarse. Tan sólo se le ocurrió pronunciar un leve hola.
-Es un amigo. Habló Alan. Ha pasado la noche aquí.
María hizo un gesto de aprobación con la cabeza y miró otra vez a Alan.
-Llevan armas bajo sus chaquetas. Me he dado cuenta. Parecen policías o algo así.
-No quiero que me encuentren. Me imagino a que han venido. Habló Alan.
-Entonces subid a la azotea, desde allí podéis saltar al edificio de al lado.
María rebuscó en sus bolsillos y saco unas llaves. Esta es la de mi coche, tu vehículo está vigilado. Ya sabes dónde está. Y está la de mi casa en Girona. Ya sabes ir.
Miró a Blak de nuevo.-Podéis esconderos allí, yo iré por la noche. Ya me explicarás allí que está pasando. 
La mujer besó a Alan en la mejilla y se marchó con rapidez.
-Vámonos ya. Exclamó este.

Cuando los hombres llamarón a la puerta Alan y Blak estaban en la calle de detrás de su apartamento conduciendo ya el vehículo. Apresurándose a salir de Barcelona.


-El nerviosismo de Alan contrastaba con la tranquilidad de Blak. Este no mostraba turbación alguna, ni atisbo de preocupación. Así que le preguntó a Alan si prefería que condujera él.
-No, déjalo. No conoces el camino. De momento lo llevaré yo.
-Hemos escapado con mucha facilidad. Comentó Blak. – Gracias a María, ¿Quién es?
-María es mi prima. Se apresuró a responder Alan. –Vive un par de pisos más abajo y debe intuir todo lo que está pasando. Mi padre también la mantenía algo informada. Aunque no le dije nada de que iba en tu busca, no sabe quién eres ni de dónde vienes. Mejor así.
- Esta vez hemos tenido suerte. Pero no creo que podamos eludir el conflicto siempre. Para ello deberíamos escondernos bien y para siempre. Y en ese caso ¿Qué sentido tendría todo?
-¿Sentido? Se extrañó Alan. – No sabemos qué puede pasar si te cogen. De hecho no sé nada de toda esa valía que se supone que tienes. De tus conocimientos o la información que puedes tener. Ahora mismo me siento indeciso a la hora de dar un rumbo a esta situación.
- Si, pero piensa. Si tengo o no información, si soy o no tan valioso no va a cambiar nada. ¿De que servirá todo esa información si me quedo encerrado de por vida para que no me cojan?. Tenemos una ventaja, ellos no saben que buscan.
Blak parecía cada vez más seguro. Cada vez razonaba con más lógica y más coherencia sin necesidad de sorprenderse de sí mismo a cada instante. Se estaba entregando a vivir cada segundo sin plantearse el porqué de todo lo que hacía. Ahora todo fluía con una naturalidad que ya no le llamaba tanto la atención.
En cambio Alan se sentía más fuera de lugar con cada kilómetro que adelantaban. No veía futuro con aquella aventura en la que se había involucrado con tanta ilusión. Ahora ya no le parecía tan atractiva la situación e iba descubriendo que todo parecía llevarle a un callejón sin salida y en algo que no sabría controlar. A pesar de que hasta ese momento no hubiese ocurrido nada que él no hubiese vaticinado antes.

Blak escrutaba el paisaje. Observando el mar infinito y los brillos que reflejaba el sol en el agua. La velocidad del vehículo parecía considerable y este giró de repente hacía el interior dejando el mar atrás. El paisaje cambió con rapidez  y grandes masas de bosque atrajeron su interés de nuevo. Atrás quedó la nave que le trajo hasta la Tierra y sus primeros momentos de desconcierto cuando se bajó de ella y comenzó a caminar. Tenía claro que podía confiar en Alan y que de momento debería dejar que él llevase el control de la situación. Todo debía continuar así.

Los frondosos bosques llamaban la atención de Blak. Este los observaba con gran admiración mientras el vehículo aceleraba dirección hacia el mar de arboles que se vislumbraba en el horizonte. 
Alan pensaba en el poco sentido que tenía huir sin ningún plan, ningún fin y ningún objetivo. Ahora comenzaba a entender lo insensato de tal comportamiento y la falta de respuestas ante tales circunstancias. ¿Porqué esconder a Blak?, y tales respuestas sólo las tenía Blak...


(Contiunará....)