sábado, 24 de mayo de 2014

BLAK BLAKE (parte 2)



parte 2


Realmente Alan no creía tener todas las respuestas que Blak necesitaba. De hecho no tenía ninguna y él mismo era el necesitado de respuestas en ese momento. Pero Blak no podía ayudarle tampoco. Así que eran dos individuos perdidos ante una situación que posiblemente no les iba a traer nada bueno, y mucho menos les iba a llevar a ningún lado. Ya que cuando faltan respuestas no hay metas, ni tampoco puede haber soluciones cuando desconocemos el problema.
Así estaban ahora. Después de ayudar a vestirse con ropa nueva (Unos tejanos y un polo negro), Blak le observaba sentado a su lado. Sin respuesta clara a su primera pregunta ¿Quién soy?, ya que ni siquiera Alan tenía clara esa respuesta. 
Observaban por una gran ventana la ciudad que tenían ante ellos. La enorme urbe en la que se había convertido la Barcelona de 2980. La ciudad había crecido a pesar del mar  y de los montes que la cercaban. Pero guardaba un algo especial que la hacía diferente a otras grandes urbes. Conservaba innumerables edificios de piedra. Muy característicos del siglo XX y que la hicieron famosa en el planeta entero. Algo que la convirtió en uno de los últimos lugares en el planeta donde recordar quienes habíamos sido y de donde veníamos. Otras ciudades eran sólo metal y cristal y habían perdido todo indicio y huella de humanidad en su arquitectura.
La noche caía y al fondo del paisaje Blak pudo observar unas grandes torres que sobresalían de entre tanto edificio frio. Era la Sagrada Familia, el templo que durante siglos sirvió de imagen e icono a la ciudad. Aún lucía majestuosa entre tanto cristal y tanto vehículo sobrevolando su entorno. Protegida ahora por una gran cúpula, parecía convertida en un cuadro tridimensional de lo que fue la Barcelona que algunos aún se negaban a olvidar. Empezaba a llover.
 -No sé que hacer ahora -Hablo Alan. Blak le miró sin pronunciar palabra. -Tenía que encontrarte antes que la policía de seguridad. No es normal que una nave proveniente del espacio aterrice sin más en un lugar no autorizado y sin planificación. Los radares la detectan y suelen enviar rápidamente alguien para averiguar de qué se trata.
-¿Cómo lo hiciste para adelantarte a ellos? - Pregunto Blak.
- Mi padre me avisó desde la base. Fue él el que te introdujo en la capsula y te envió hacía aquí. Así que sabía dónde aterrizarías exactamente y me puse en camino con antelación. 
El silencio se hizo durante un largo minuto. Las preguntas evidentes se hicieron esperar y el minuto se eternizó hasta que Alan volvió a fijar su mirada en Blak. Entonces este preguntó.
-¿Tu padre?-  Alan miro hacía el suelo mientras entrecruzaba los dedos. Blak notó tensión y nerviosismo en el hombre, que ahora parecía querer esconder su afectado rostro de la mirada de aquel extraño y a la vez  familiar personaje.
-Sí, trabajaba en aquella estación. Ahora creo que está muerto. Él es quien me habló de ti.
-¿Por qué?, Creo que sabes mucho más y necesito saberlo todo. Blak volvió a dirigir la mirada a las bellas y lejanas torres que como agujas parecían clavarse en las nubes hasta reventarlas. Motivo por el cual llovía intensamente.
- Él era mi padre...- Pareció titubear antes de volver a hablar. - ...Y creo que puedo decir que también el tuyo. Poco más te puedo contar. Sólo que me hizo prometer que te ayudaría en lo que pudiera. Que te tratase como  un hermano. Pero es evidente que en estos momentos la policía estará investigando tu nave y saben que estás aquí. Aunque no sepan a quien buscan. Y no sé cómo hacerlo para esconderte y protegerte.
Blak no se sintió muy sorprendido de nada. No entendía bien todo y a la vez tampoco le extrañó nada demasiado. -¿Cómo se llamaba nuestro padre?, Preguntó
-Joan Blake. Contestó mientras seguía con su mirada las gotas de lluvia que resbalaban por la ventana. Era como ver reunidas todas las lágrimas que durante los últimos días había vertido por su padre. ¿Dónde se había metido aquel sol que asomaba unas horas antes?.
El apartamento de Alan era muy austero en mobiliario. Pero no en equipos y aparatos electrónicos de todo tipo. Equipos que Alan había estado utilizando desde hacía años para sus trabajos de análisis y robótica. El siempre quiso seguir los pasos de su padre. Pero en los últimos diez años este se había trasladado a la base Zal, situada un poco más lejos de la Luna y oculta por esta. De este modo no estropeaba las vistas desde la Tierra y las noches podían seguir siendo románticas para sus habitantes.
Allí el doctor Blake llevaría acabo su proyecto, de suma importancia y casi en secreto. Mientras tanto, su hijo se quedó en Barcelona, para mantenerse al margen. Pues, según su padre, podría ser peligroso involucrarse. Esa fue la decisión del doctor Blake y ese el motivo por el que Alan estaba sólo y triste después de que los acontecimientos se precipitaran diez días atrás.

El mensaje de vídeo de su padre era claro:  
-Alan va a ocurrir algo terrible. Sabemos que vienen hacia aquí con intención de arrebatarnos el proyecto. Y como sabes, todo esto es secreto de estado. Así que van a tener que hacernos desaparecer para que lo que van hacer pase desapercibido. Me temo lo peor. He fletado una capsula con alguien muy importante para mí. Quiero que se salve. Él forma parte de mi proyecto y no te diré nada más para protegerte. Es un hijo para mí y debe ser un hermano para ti. Estas serán las coordenadas de aterrizaje. Ayúdale a sobrevivir. Al menos al principio que estará desorientado. Si todo va bien el terminará por alcanzar el apogeo en poco tiempo. Te quiero Alan.-
Blak visionó el vídeo un par de ocasiones más, dirigiendo miradas de interrogación a Alan cada vez que le sorprendía alguna palabra.
-¿Apogeo?, Preguntó tan escuetamente como de costumbre. Alan se encogió de hombros e hizo ademán de no saber nada.
-Ya lo has oído, no me quiso dar detalles de nada para protegerme. No sé a que se refiere. Pensaba que tú sabrías algo ya que posiblemente eres el único con vida que estabas en ese proyecto tan importante. Un proyecto que le costó la vida a tanta gente de allí arriba. No entiendo cómo pueden desaparecer tanta gente sin que aquí nadie haga preguntas...; Remató para finalizar.
-Pues sí que es verdad que estoy desorientado. Comentó el hombre mientras se tocaba el cuello del polo como intentando disfrutar de su tacto.- Ahora más que antes. Estoy aquí por qué tengo información de algo importante y no sé qué es. No recuerdo nada salvo algunos momentos fugaces que aparecen en mi memoria y tu padre aparece en esos momentos. Ahora que le he visto le reconozco. Pero tampoco puedo decir nada especial de él. Sólo que me suena su cara. Ahora sé porque me sonaba la tuya. Eres idéntico a él.
- ¡Pero eras como un hijo para él!, vuestra relación tuvo que ser muy estrecha. No lo entiendo, no entiendo nada. ¿Porqué no se salvó él?, ¿Está realmente muerto?.

 Se hizo el silencio de nuevo durante un buen rato. Sólo el sonido de la lluvia sobre la ciudad se escuchaba de fondo. Una sencilla banda sonora para los pensamientos y divagaciones de ambos hombres. Blak estaba intrigado y aunque parecía entender la importancia de lo sucedido, no llegaba a comprender el motivo por el que él estaba allí. 
Por su parte Alan se sentía frustrado. Era obvio que todo lo concerniente a aquel proyecto y que su padre pretendió salvaguardar, ayudando a aquel hombre, había caído en desgracia. Ya que Blak no parecía recordar nada, tan sólo mostraba desorientación. Su padre se había sacrificado inútilmente o eso parecía, y la nueva duda que le acechaba era si ahora él estaba seguro en su casa. Pues quien presumiblemente mató a su padre podría venir a buscarle a él también. Quizás no había sido buena idea esconderse allí...



(continuará...)

martes, 6 de mayo de 2014

BLAK BLAKE (parte 1)




parte 1

El horizonte era dorado. Ese dorado brillante que trae el amanecer, con las nubes como motas claras rellenando el cielo. Blak observaba la escena embelesado y como queriendo aprender del momento, sacarle partido. Aunque quizás aún no había aprendido que la belleza es para disfrutarla sin más. Su mente divagaba entre recuerdos confusos. Aprendía rápido, pero hay tanto que aprender que le costaba centrarse en algo concreto. Se pasaba horas asimilando información de todo tipo sin ni siquiera saber si le servía para algo.
-Para conocer el mundo, para conocerme mejor. Se decía a sí mismo.
Desde que salió de la base se había estado haciendo muchas preguntas. La memoria iba y venía con extraños momentos y extraña información. Pero las lagunas eran aún muy grandes y la pregunta que más se hacía era siempre la misma: ¿Quién soy?. 
Se descubría a sí mismo constantemente y no se sorprendía de nada, como si en el fondo ya lo supiera, como si fuera obvio. Su cerebro parecía contener mucho más de lo que él era capaz de entender. Pero la información no la controlaba, aparecía en cuanto la necesitaba sin más. Y a partir de ese momento ya era suya para siempre.
 -Zal , pronunció . -Zal , repitió . Simplemente recordó este nombre. El nombre de la base científica de la que salió hacía tan sólo diez días. 
-Más, quiero más. Se dijo para sí. -Necesito saber.
Le vinieron imágenes a la cabeza. Gente corriendo, prisas, miedos...; y de repente esos flashes desaparecían. La base y las imágenes tenían relación, lo sabía. También su salida de aquel lugar y que unos desastrosos acontecimientos provocaron aquella repentina huida.
A su alrededor campos de dorado trigo que se extendía hasta el infinito. Una brisa refrescante y la nave con la que aterrizó en el planeta. Una pequeña nave salvavidas con suficiente autonomía como para alcanzar la Tierra.  
La brisa fría movía el dorado bajo la reluciente luna, meciendo sus destellos, y el estrellado cielo parecía querer competir en brillos y destacar como espectáculo. En el horizonte tímidos rayos rojizos asomaban tímidamente, anunciando la salida del sol. Un momento único y perecedero entre dos mundos, el que se va y el que llega.
Él sabía dónde estaba, conocía el nombre del planeta y su simbolismo dentro del universo humano. Aunque algo le hacía dudar de su seguridad en aquel lugar. No tenía claro de sí debía esconderse y si aquel planeta iba a ser un buen lugar para ello.
Miedo, prisas y  una cara que le mira y dice: - te ayudaré a escapar...
Una señal sonora llegó desde la nave. Se repetía a intervalos, y Blak no pudo evitar sentirse interesado. Se acercó a la nave y desde fuera observó su interior. Un pequeño aparato emitía el sonido y una luz roja parpadeaba. Tenía forma de cilindro, no más grueso que un dedo. Lo cogió y lo observó. En uno de los extremos parecía asomar un botón, así que lo presionó. El sonido cesó y la luz roja dejó de parpadear. Por el extremo contrario al del botón se oyó una voz:
-Hola, ¿hay alguien ahí?, hola, ¿eres tú?. Se hizo un silencio que duró unos segundos. 
-¿quién está ahí?. Susurro la voz.  
Blak no sabía si contestar, no reconocía aquella voz. Continuaba confuso, como si viviera un periodo de amnesia.  La voz continuaba preguntando, su tono parecería algo desesperado.
-¿no hay nadie?, ¿Quién ha descolgado?...
La voz cesó y Blak guardó el aparato en uno de sus bolsillos. Entonces se percató de su indumentaria. Era una bata, como la de los médicos. Debajo estaba desnudo. Acaricio el tejido y la cremallera que la mantenía cerrada y cubriendo su cuerpo.
Volvió a hojear el paisaje. El sol empezaba a reclamar su lugar. La ligera brisa continuaba meciendo el trigo. Un mar de oleaje dorado, relajante. El horizonte estaba marcado por algunos edificios bajos. Pero parecían estar muy lejos, como inalcanzables, justo donde termina el mar de trigo. Un golpe de aire fuerte le hizo estremecer, sintió frío. Una extraña sensación para él.  Notó su cuerpo estremecerse por un instante, sintió que necesitaba abrigo y que ese perezoso sol tardaba en espabilar. 
Escuchó ruido a lo lejos, un vehículo se acercaba. Eso le hizo fijarse en la carretera que había cerca, justo la que traía el vehículo a donde estaba él. 
No tenía nada que hacer allí, así que decidió comenzar a caminar en aquella dirección, lo malo es que no estaba seguro del porqué. No tenía miedo, y aquel vehículo podría llevarle a algún lado. ¿Pero a dónde?.
Cuando el vehículo estuvo cerca de él redujo la velocidad y al llegar a su lado paró. Blak lo observó en silencio. Un hombre de unos cuarenta años descendió y se acercó hasta pararse enfrente de él.
Era un hombre bajo, al menos al lado de Blak. Vestido con camisa y pantalones negros, y una especie de cazadora marrón un par de tallas más grande de lo necesario. Barba que comenzaba a mostrar canas en el mentón. Al igual que en las sienes. Corpulento y con algunos kilos de más, parecía haber dejado de hacer deporte un año antes. Aún mostraba una complexión fuerte a pesar de ello.
-Blak, ¡eres tú!. Exclamó. -Me dijeron que llegarías, pero me costaba creer que lo consiguieras. Te he localizado gracias a esto. 
Mostró un pequeño aparato alargado muy similar al que llevaba Blak en el bolsillo de la bata. Se quedó observando al hombre y su cara de entusiasmo. No sabía muy bien cómo reaccionar. A pesar de que a medida que pasaban los segundos esa cara parecía volverse más familiar. Le vinieron varios recuerdos de la base. Explosiones y gritos...
-¿Me conoces?. Preguntó a Blak. -Estoy aquí para ayudarte, no debes preocuparte.
El paisaje pasaba con rapidez mientras Blak miraba a través de la ventana del vehículo. Este, se desplazaba a unos centímetros del suelo, con velocidad constante. Observó al humano que lo conducía. Sentado a su lado y controlando el vehículo con ambas manos parecía estar feliz, una sonrisa enorme iluminada su rostro cada vez que enviaba una mirada furtiva hacia Blak. 
Se llamaba Alan, o eso dijo. Pero a pesar de que intentaba recordar su rostro no conseguía sacar nada en claro. Su mente no parecía estar muy dispuesta a mostrar más por el momento.  Así que no estaba muy seguro de que decir y de sí era buena idea confiar en él. A pesar de ello, algo le hacía sentirse tranquilo y seguro con ese hombre. 
-¿Qué piensas?, preguntó el hombre a Blak . Mientras le lanzaba una mirada rápida para luego centrarse otra vez en la carretera. -Supongo que estás confundido...Además ni siquiera sé si entiendes lo que te digo. Pero una cosa está clara, has llegado hasta aquí y eso ya es mucho.
Alan se sentía embriagado. Mientras conducía tiritaba ligeramente de emoción y de entusiasmo por tener a su lado a ese extraño hombre llamado Blak. Alguien que conocía por referencias de su padre y que posiblemente podría aclararle algunas dudas.
El problema que se le planteaba ahora era como proteger a Blak de todos los peligros que le acechaban. Este pensamiento le incomodó de repente, pues no sabía si estaba realmente preparado para tal empresa. Si estaría a la altura.



(continuará...)