martes, 6 de mayo de 2014

BLAK BLAKE (parte 1)




parte 1

El horizonte era dorado. Ese dorado brillante que trae el amanecer, con las nubes como motas claras rellenando el cielo. Blak observaba la escena embelesado y como queriendo aprender del momento, sacarle partido. Aunque quizás aún no había aprendido que la belleza es para disfrutarla sin más. Su mente divagaba entre recuerdos confusos. Aprendía rápido, pero hay tanto que aprender que le costaba centrarse en algo concreto. Se pasaba horas asimilando información de todo tipo sin ni siquiera saber si le servía para algo.
-Para conocer el mundo, para conocerme mejor. Se decía a sí mismo.
Desde que salió de la base se había estado haciendo muchas preguntas. La memoria iba y venía con extraños momentos y extraña información. Pero las lagunas eran aún muy grandes y la pregunta que más se hacía era siempre la misma: ¿Quién soy?. 
Se descubría a sí mismo constantemente y no se sorprendía de nada, como si en el fondo ya lo supiera, como si fuera obvio. Su cerebro parecía contener mucho más de lo que él era capaz de entender. Pero la información no la controlaba, aparecía en cuanto la necesitaba sin más. Y a partir de ese momento ya era suya para siempre.
 -Zal , pronunció . -Zal , repitió . Simplemente recordó este nombre. El nombre de la base científica de la que salió hacía tan sólo diez días. 
-Más, quiero más. Se dijo para sí. -Necesito saber.
Le vinieron imágenes a la cabeza. Gente corriendo, prisas, miedos...; y de repente esos flashes desaparecían. La base y las imágenes tenían relación, lo sabía. También su salida de aquel lugar y que unos desastrosos acontecimientos provocaron aquella repentina huida.
A su alrededor campos de dorado trigo que se extendía hasta el infinito. Una brisa refrescante y la nave con la que aterrizó en el planeta. Una pequeña nave salvavidas con suficiente autonomía como para alcanzar la Tierra.  
La brisa fría movía el dorado bajo la reluciente luna, meciendo sus destellos, y el estrellado cielo parecía querer competir en brillos y destacar como espectáculo. En el horizonte tímidos rayos rojizos asomaban tímidamente, anunciando la salida del sol. Un momento único y perecedero entre dos mundos, el que se va y el que llega.
Él sabía dónde estaba, conocía el nombre del planeta y su simbolismo dentro del universo humano. Aunque algo le hacía dudar de su seguridad en aquel lugar. No tenía claro de sí debía esconderse y si aquel planeta iba a ser un buen lugar para ello.
Miedo, prisas y  una cara que le mira y dice: - te ayudaré a escapar...
Una señal sonora llegó desde la nave. Se repetía a intervalos, y Blak no pudo evitar sentirse interesado. Se acercó a la nave y desde fuera observó su interior. Un pequeño aparato emitía el sonido y una luz roja parpadeaba. Tenía forma de cilindro, no más grueso que un dedo. Lo cogió y lo observó. En uno de los extremos parecía asomar un botón, así que lo presionó. El sonido cesó y la luz roja dejó de parpadear. Por el extremo contrario al del botón se oyó una voz:
-Hola, ¿hay alguien ahí?, hola, ¿eres tú?. Se hizo un silencio que duró unos segundos. 
-¿quién está ahí?. Susurro la voz.  
Blak no sabía si contestar, no reconocía aquella voz. Continuaba confuso, como si viviera un periodo de amnesia.  La voz continuaba preguntando, su tono parecería algo desesperado.
-¿no hay nadie?, ¿Quién ha descolgado?...
La voz cesó y Blak guardó el aparato en uno de sus bolsillos. Entonces se percató de su indumentaria. Era una bata, como la de los médicos. Debajo estaba desnudo. Acaricio el tejido y la cremallera que la mantenía cerrada y cubriendo su cuerpo.
Volvió a hojear el paisaje. El sol empezaba a reclamar su lugar. La ligera brisa continuaba meciendo el trigo. Un mar de oleaje dorado, relajante. El horizonte estaba marcado por algunos edificios bajos. Pero parecían estar muy lejos, como inalcanzables, justo donde termina el mar de trigo. Un golpe de aire fuerte le hizo estremecer, sintió frío. Una extraña sensación para él.  Notó su cuerpo estremecerse por un instante, sintió que necesitaba abrigo y que ese perezoso sol tardaba en espabilar. 
Escuchó ruido a lo lejos, un vehículo se acercaba. Eso le hizo fijarse en la carretera que había cerca, justo la que traía el vehículo a donde estaba él. 
No tenía nada que hacer allí, así que decidió comenzar a caminar en aquella dirección, lo malo es que no estaba seguro del porqué. No tenía miedo, y aquel vehículo podría llevarle a algún lado. ¿Pero a dónde?.
Cuando el vehículo estuvo cerca de él redujo la velocidad y al llegar a su lado paró. Blak lo observó en silencio. Un hombre de unos cuarenta años descendió y se acercó hasta pararse enfrente de él.
Era un hombre bajo, al menos al lado de Blak. Vestido con camisa y pantalones negros, y una especie de cazadora marrón un par de tallas más grande de lo necesario. Barba que comenzaba a mostrar canas en el mentón. Al igual que en las sienes. Corpulento y con algunos kilos de más, parecía haber dejado de hacer deporte un año antes. Aún mostraba una complexión fuerte a pesar de ello.
-Blak, ¡eres tú!. Exclamó. -Me dijeron que llegarías, pero me costaba creer que lo consiguieras. Te he localizado gracias a esto. 
Mostró un pequeño aparato alargado muy similar al que llevaba Blak en el bolsillo de la bata. Se quedó observando al hombre y su cara de entusiasmo. No sabía muy bien cómo reaccionar. A pesar de que a medida que pasaban los segundos esa cara parecía volverse más familiar. Le vinieron varios recuerdos de la base. Explosiones y gritos...
-¿Me conoces?. Preguntó a Blak. -Estoy aquí para ayudarte, no debes preocuparte.
El paisaje pasaba con rapidez mientras Blak miraba a través de la ventana del vehículo. Este, se desplazaba a unos centímetros del suelo, con velocidad constante. Observó al humano que lo conducía. Sentado a su lado y controlando el vehículo con ambas manos parecía estar feliz, una sonrisa enorme iluminada su rostro cada vez que enviaba una mirada furtiva hacia Blak. 
Se llamaba Alan, o eso dijo. Pero a pesar de que intentaba recordar su rostro no conseguía sacar nada en claro. Su mente no parecía estar muy dispuesta a mostrar más por el momento.  Así que no estaba muy seguro de que decir y de sí era buena idea confiar en él. A pesar de ello, algo le hacía sentirse tranquilo y seguro con ese hombre. 
-¿Qué piensas?, preguntó el hombre a Blak . Mientras le lanzaba una mirada rápida para luego centrarse otra vez en la carretera. -Supongo que estás confundido...Además ni siquiera sé si entiendes lo que te digo. Pero una cosa está clara, has llegado hasta aquí y eso ya es mucho.
Alan se sentía embriagado. Mientras conducía tiritaba ligeramente de emoción y de entusiasmo por tener a su lado a ese extraño hombre llamado Blak. Alguien que conocía por referencias de su padre y que posiblemente podría aclararle algunas dudas.
El problema que se le planteaba ahora era como proteger a Blak de todos los peligros que le acechaban. Este pensamiento le incomodó de repente, pues no sabía si estaba realmente preparado para tal empresa. Si estaría a la altura.



(continuará...)

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